viernes, 30 de marzo de 2007

viernes, 30 de marzo de 2007 La Crónica-El Mundo



JOSÉ LUIS SUÁREZ ROCA
Cáliz, Patena y Cruz
Nunca he tenido la oportunidad de admirar la Patena y el Cáliz de san Genadio que se guardan en el museo del Louvre. Va uno a París a vivir 'la vida en rosa' y se pierde sin querer por otros barrios, por otros caminos de salvación que llevan a Pigalle, el Trocadero y esos cafés donde se emborrachaban de literatura y patafísica Hemingway, Cortázar, Boris Vian... O sea que entre conciertos de jazz, lingotazos de absenta a la orilla izquierda del Sena y alguna que otra relación sentimental con 'magas' de otros mundos, se nos pasan las noches de París y parte de las mañanas y ya no hay tregua para recordar siquiera que allí, en el vasto museo aquel, se hallan encerrados el Cáliz y la Patena de nuestro beatísimo san Genadio. Pero la última vez que salí de París por el Camino del Bierzo salí con el presentimiento de que muy pronto iba yo a poder contemplarlos. Pues me acordé de que en Ponferrada se estaba preparando el invento de las 'Edades del Hombre' y qué mejor lugar y ocasión para admirar al fin esas dos joyas tan preciosas de la historia cultural berciana.
Mi gozo en un pozo: el comisario diocesano de las Edades, nuestro señor Voces Jolías, ha insinuado que ambas reliquias no estarán presentes en la exposición. ¿Vamos a resignarnos a ver solamente la Arqueta y la Jarra de Nuestra Señora? Pues no, señor nuestro, no.
Así que la República Floral del Bierzo debería idear inmediatamente un plan para alcanzar su decente objetivo. Me parece a mí que en primer lugar sería preciso restablecer las relaciones diplomáticas y sensuales con la República Gabacha, rotas desde la invasión de Cacabelos por las huestes de Napoleón I. ¿Por qué no invitar formalmente a su próxima gobernanta, la princesa socialista Ségolène Royal, a que se dé una vuelta por aquí y traiga de paso el bañador? Una visita al remozado castillo templario, otra visita a las obras del Camino de las Estrellas, dos visitas nocturnas a las bodegas legendarias de la 'rive gauche' del Sil, unos baños en la playa del Pajariel y... Oh, las aguas amorosas del Cantatlántico, oh messieurs, c'est delicieux, j'aime beaucoup les ondes de la mer Cantatlantique... Y de este modo la bellísima señora Ségolène no sólo se marcharía del Bierzo morena, que bastante falta le hace, sino también plenamente convencida, cómo no, de la urgente necesidad que esta salada República Floral tiene de reconquistar sus reliquias religiosas más antiguas... Oh, ma Ségolène Royal, je l'adore, j'aime beaucoup su boca de princesita roja, sus ojillos de diva neoexistencialista, sus andares de dama católica y visionaria... ¿De verdad que le han placido las olas y las arenas de nuestra playa sideral? ¿De verdad que nos enviará bien embaladitos el Cáliz y la Patena llamados de san Genadio? Madame Ségolène Royal, yo así lo espero, au revoir, ma belle Ségolène, hasta el verano que viene en París... Por supuesto que la despediríamos con los compases de 'La vie en rose'.
Y de la auténtica Cruz de Peñalba, cruz que nos tienen guardada los santísimos cazurros de León, vale más no hablar. Quiero decir que valdría más que no se les ocurriese traerla hasta Ponferrada para que pudiésemos descubrirla, porque... porque entonces nunca más volvería a cruzar el Manzanal.

miércoles, 7 de marzo de 2007

EL NUEVO BERCIANISMO
(y nuestro patrimonio cultural)
Javier Martínez
(Portavoz del Foro Cultural por la Provincia de El Bierzo)
Como portavoz del Foro Cultural por la provincia de El Bierzo y afiliado del Partido de El Bierzo una de las asignaturas pendientes que más me duele no haber conseguido, aún, desarrollar es la divulgación de nuestra amplia cultura y patrimonio.

El Partido de El Bierzo durante muchos años perdió "el norte" y en vez de marcar él las reglas del "juego" se dejo llevar a un terreno de batallas políticas ajeno a su esencia y ahí perdió su identidad y su razón de ser.

De un tiempo a está parte varios afiliados, alguno con antigüedad otros noveles, han intentado recuperar aquel espíritu, que podría atreverme a calificar, siendo un poco pretencioso, de romántico. Romántico en el sentido de aquellos políticos e intelectuales decimonónicos que reivindicaron no solo las tradiciones y la cultura general y en general sino también ese afán reivindicativo, esas ganas de ver progreso, compaginado con un incipiente ecologismo defensor de la belleza de la naturaleza virgen.

Los bercianos, en su gran mayoría tenemos un gran desconocimiento de la amplitud de nuestra cultura propia, de nuestro patrimonio cultural, tanto de bienes inmuebles y muebles como de nuestro patrimonio intangible formado por leyendas, canciones y mitología.

Es paradójico, pero tienen que ocurrir sucesos como el de la desaparición de esta pieza, el bajorrelieve de la ermita de Santa Cruz de Montes de Valdueza, de una de nuestras joyas patrimoniales para que los bercianos nos interesemos y no veamos "esas cosas" como simples piedras, sino como parte de nuestra identidad, de nuestra conciencia como pueblo.

Me ha sorprendido la cantidad de gente que, sin ser yo un docto en la materia, me han pedido que les explique un poco de la historia de estas piezas, un poco de la historia de El Bierzo, un poco de su historia.

Tal vez sea pretencioso, pero tengo la esperanza y empieza a surgir en mi la convicción de que por fin estemos en el camino correcto. Tal vez este regionalismo apartado de los cánones habituales en los que se suelen enmarcar los movimientos regionalistas, este regionalismo, este bercianismo que dice que berciano es aquel que quiera serlo con independencia de donde haya nacido o donde viva y que la única frontera que tiene El Bierzo la llevan los bercianos consigo mismo en el corazón, tal vez sea el regionalismo, el bercianismo que nos ayude a construir un Bierzo mejor, un Bierzo para todos y un Bierzo con futuro.